¿Recordáis cuando hace algunos años se hablaba de las personalidades psicópatas en las empresas? Tal vez nos parezca una exageración, pero lo cierto, es que según la ciencia, son muchas más de las que pensamos, las personas con rasgos psicopáticos; aunque solamente se hable de esta afección mental cuando un psicópata puro, hace estremecer a una sociedad.
La principal característica de las personalidades psicopáticas es el marcado carácter antisocial de origen endógeno, pero aun así, no desconocen las convenciones sociales, por ello, son capaces de fingir y trabar relaciones frívolas, que a nuestros ojos pueden parecer sinceras, lo que implícitamente conecta con la falsedad y la mentira como vectores inherentes al psicópata.
El hecho de que este tipo de personas sean capaces de pasar desapercibidas en un entorno social que les es ajeno, nos hace al resto de las personas vulnerables a su falta de empatía y capacidad manipuladora innata.
Las actuaciones de una persona cuyo código moral, por el momento no ha podido ser vadeado por nadie, son un desafío para la sociedad, mientras que para el psicópata los desafíos son una serie de estímulos que tendrán que ir a más.
Si nos pregunta sobre la diferencia entre el ser humano y la máquina, responderemos que la clave está en los sentimientos, y esto es lo que veremos en la escritura de un psicópata: una absoluta falta de oscilaciones que se manifestará en las grafías con hampas y jambas, mientras que normalmente, la escritura podrá ser dextrógira, sinistrógira, o incluso neutra, pero siempre en una graduación diferente.
Por lo tanto, cuando la escritura de un psicópata tiende hacia la derecha, no nos habla de sentimientos, sino de impaciencia. Tal vez, la que muestra cuando sus hábitos de vida se han visto alterados.
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