El golpe de tinta, también denominado sobreacumulación o sobrecarga de tinta, o esquirla, se constituye como un elemento gráfico de fundamental importancia a la hora de efectuar un adecuado examen y análisis de cotejo de grafismo, resultando que las propias denominaciones que se acaban de enumerar hacen innecesario, pues la misma supondría una tautología, efectuar una definición de dicho integrante del grafismo.
Para poder apreciar los golpes de tinta de manera óptima, las firmas o textos manuscritos que analicemos deben haberse efectuado empleando un bolígrafo como útil escritural, pues su característico sistema de expedición de tinta a través de bola resulta ser el más adecuado para la generación de este elemento gráfico de una manera que, las más de las veces, resulta prácticamente inadvertido a simple vista.
Ciertamente, en muchas ocasiones, la sobrecarga de tinta se genera como consecuencia de un gesto tipo o idiotismo gráfico, y, así por ejemplo, al iniciarse un trazo o inmediatamente antes de efectuarse un cambio de dirección del trazado con ocasión de un giro, se ejerce, de manera inconsciente una mayor presión sobre el útil escritural empleado merced a la cual se acumula más tinta en un determinado punto del trazado examinado.
Se trata, en este caso, de un elemento gráfico absolutamente ajeno a la voluntad del escribiente y que, por tanto, ha de ser objeto de especial consideración en nuestros estudios de cotejo.
Ante esta proyección de naturaleza absolutamente espontánea e incontrolada del subconsciente del individuo que aparece sobre sus grafismos, se plantea la cuestión de qué requisitos debe reunir la misma para poder ser tomada en consideración como uno de los elementos identificativos de la escritura.
Con carácter previo, se hace preciso decir que, a la hora de efectuar el cotejo del grafismo o grafismos dubitados con indubitados, resulta sumamente conveniente contar con el mayor número posible de éstos últimos, procurando que, entre los mismos, se incluyan bastantes que sean coetáneos o, en su defecto, cercanos en el tiempo, cuanto más mejor, al dubitado.
En cualquier caso, puede resultar, también útil el disponer de grafismos indubitados para comprobar si el gesto tipo de acumulación de tinta que se manifiesta en una determinada localización del grafismo dubitado objeto de nuestro estudio, se siguen manifestando en análoga ubicación de los grafismos indubitados en diferentes fechas más o menos distantes en el tiempo, a pesar de la evolución que, merced al transcurso de éste, se ha ido produciendo en aquéllos como espejos que son de los cambios escriturales que se reflejan en ellos y que, a través del transcurrir de su vida, se han ido produciendo en la personalidad y estado físico del individuo.
Por otra parte, y ya introduciéndonos en la fase de efectivo cotejo del grafismo o grafismos dubitados con los indubitados, se tiene que atender tanto a la localización del golpe de tinta, comprobando si se genera o no tanto en unos como en otros en una localización análoga, verbigracia al comenzar a escribirse una letra, comprobando si encuentra una sobrecarga de tinta en la zona inicial del trazado de dicha letra tanto en los grafismos dubitados como en los indubitados.
Así mismo, debe comprobarse si dicha esquirla de tinta responde una morfología más o menos similar tanto en los grafismos dubitados como indubitados, resultando tanto más importante este gesto tipo como elemento identificador de los grafismos cuanto más peculiar sea la manera en que el mismo se proyecta en la escritura dejando, en ésta, su impronta.
De cualquier manera, se ha de precisar que así como hay determinados individuos cuyo inconsciente se manifiesta de manera constante en forma de golpe de tinta en una determinada ubicación de un grafismo, por ejemplo, antes de efectuar un cambio de dirección en una rúbrica envolvente de su firma, también los hay en los que tal manifestación involuntaria de su psiquismo no se produce siempre, resultando, incluso, que sólo se genera de vez en cuando, y de ahí la conveniencia, a la que ya hemos hecho antes referencia, de contar con un abundante material indubitado de cotejo.
En cualquier caso, en la práctica diaria de la pericia caligráfica, se ha de estar, por el profesional de la misma, a las características de cada caso concreto objeto de su estudio, a las que, necesariamente, deberá atender a la hora de desarrollar su labor.
Mas, de cualquier manera, no siempre la sobreacumulación de tinta se va a producir en la escritura en calidad de característico gesto tipo revelador de la identidad del escribiente, en calidad de manifestación de su psique, sino que puede deberse a otras causas como las que, a continuación, se pasan a detallar:
a.-) En muchas ocasiones, la causa del golpe de tinta no es otra que una tan simple tal cual es un mal funcionamiento del bolígrafo utilizado, y, así, basta con que este útil haya sufrido un fuerte golpe sobre la bola que constituye su extremo inferior para que, a lo largo, de todo la escritura, se vayan sucediendo constantes acumulaciones de tinta que dan a la firma o texto manuscrito un muy característico aspecto de suciedad a la escritura.
En este caso, las sobrecargas de tintas no van a ser puntuales y a localizarse sólo en una determinada localización o únicamente en unas zonas específicas del trazado examinado, sino que se van a extender a todo lo largo y ancho del mismo.
b.-) En otras ocasiones, pueden venir ligadas, siendo consecuencia de la misma, a una parada o retardo en la escritura que hace que el bolígrafo permanezca más tiempo presionado sobre un determinado punto del trazado escritural, pudiendo, en tal caso, ser indicativo de una eventual falsificación.
c.-) También puede encontrarse generada la esquirla de tinta por un movimiento de retroceso ejercido sobre el bolígrafo para corregir, de manera inmediata, la dirección del trazado, resultando que el mismo puede deberse tanto a una acción ejecutada por un falsificador que ha sido consciente, en el acto, de un error cometido por el mismo en su labor de imitación de la firma o el texto manuscrito que ha escogido como modelos, como, así mismo, como a una propia autocorrección rápida ejecutada por el escribiente de la propia firma o escritura que les son propios ante un error cometido por el mismo.
Este último error objeto de la propia y rápida autocorrección ejecutada por el escribiente con respecto a la escritura que le es propia puede venir dada por diversas razones, entre las cuales destacan, como posibles casusas, su falta de atención por un despiste, el llevar ya largo tiempo sin escribir (algo que, cada vez, viene siendo más habitual, por la generalizada tendencia a escribir cada vez menos a mano), un eventual cansancio mental y/o físico del escribiente, o un deterioro generalizado de su estado de salud , que puede venir ocasionado por distintas razones, tales como la vejez, la enfermedad o la adicciones a determinadas sustancias psicotrópicas.
d.-) Puntualmente, la sobrecarga de tinta puede venir generada, en su producción, a unas causas tan simples como el sobresalto provocado por el escribiente por un susto repentino causado, verbigracia, por un portazo, un grito o un ladrido.
En cualquier caso, y habida cuenta que, tal como ya “supra” se ha expresado, las más de las veces los golpes de tinta pasan inadvertidos a simple vista, resulta fundamental para que los mismos no pasen desapercibidos la utilización por el Perito Calígrafo de una herramienta informática específicamente diseñada para su labor profesional de estudio y cotejo, pues, al ser de tan pequeña dimensión, las acumulaciones de tinta resultan, a primera vista, prácticamente imperceptibles, resultando, en consecuencia, fundamentales para poder apreciarse los mismos con óptima claridad tanto la obtención de imágenes de una calidad óptima en el que queden reflejados de manera fiable dichos gestos tipos como, así mismo, la utilización de un adecuado software que permita la necesaria ampliación de dichas imágenes así como la aplicación, sobre las mismas, tanto de distintos filtros digitales, como, así mismo, de un programa informático de garantías que permita efectuar, sobre los grafismos estudiados, una adecuada espectrometría de presión.
Y es que, precisamente por su pequeño tamaño, las cargas de tinta resultan especialmente importantes en la labor de cotejo a efectuar por el Perito Calígrafo, y ello conforme al principio de pericia caligráfica de acuerdo con el cual cuanto más pequeños son los gestos gráficos, tanto mayor importancia tienen los mismos, precisamente porque, por su carácter muy difícilmente perceptible a primera vista, resultan, también, harto complicados de evitar, automodificando la propia escritura, o de imitar, al intentar falsificar la escritura de otra persona.
No en vano, tal y como ya el autor de este artículo ha ya expresado, también, en otras publicaciones, los profesionales Peritos Calígrafos Judiciales venimos obligados, como ineludible exigencia de “lex artis”, a estar a la altura del nivel tecnológico de su tiempo, resultando del todo injustificable las reticencias que, ante dichas aplicaciones de software, formulan , de manera más que lamentable, quienes ni tan siquiera las han probado ni, muchísimo menos, estudiado, circunstancia ésta última que, las mas de las ocasiones, viene dada por su propio bajo nivel de cultura general, que les impide todo progreso profesional, sumiéndoles en el desgraciado estancamiento propio de los que, ajenos a cualquier tipo de progreso técnico, se limitan escudarse en seguir haciendo “lo de toda la vida”, que no es otra cosa que las técnicas decimonónicas propias de los titubeantes inicios de la grafología neutra.
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D. Vicente Rodríguez Daza
Perito Calígrafo/Documentólogo-Abogado