EL ESLABÓN
El sábado pasado escuché una entrevista en la radio sobre la inteligencia emocional en el entorno del trabajo, y comprendí aliviado que no todo había sido sustituido por monográficos sobre inteligencia artificial.
Inevitablemente el debate trató la importancia de un buen entorno laboral. De hecho, aspectos como el ser valorados por tus superiores, o el reconocimiento del trabajo bien hecho, me hicieron pensar en que posiblemente todavía haya aspectos en los que superemos a la tecnología.
A lo largo de las revoluciones tecnológicas de la historia, especialmente si tomamos como rampa de salida a la revolución industrial, hemos visto con incertidumbre como desaparecían unos empleos en favor de otros más especializados para continuar avanzando como colectivo, lo que nos vuelve a llevar a la importancia del trato humano.
Pero volviendo al mundo de la empresa, es obvio que todas necesitan de grandes profesionales, y teniendo en cuenta que todos trabajamos codo con codo, el mejor modo de lograr que ningún eslabón de la cadena se rompa, es mediante el reforzamiento de las relaciones sociales.
A partir de ahí, los departamento de recursos humanos se hacen imprescindible, pues es necesario gestionar los perfiles que van llegando, y una vez que se han seleccionado a los más aptos, hay que escoger a aquellos que además de contar con la mejor preparación, también tengan seriedad, liderazgo, sepan trabajar en equipo, o cualquier otra cualidad necesaria para el puesto; pero por encima de todo, debe contribuir a un buen ambiente de trabajo. De lo contrario un negocio podría venirse abajo tanto por una preparación adecuada y un mal ambiente, o por un buen ambiente y escasa preparación.
Por ello, si la escritura es el espejo del alma, y lo que se necesita es poner alma en el trabajo, el grafólogo se hace necesario ya que llegamos a donde los reclutadores no llegan.
La escritura es una de las pocas cosas que aún guarda la esencia individual de cada uno de nosotros en un mundo tan analítico, en que lo único que importan son los datos y olvidamos que el principal valor siguen siendo las personas.



