El mapa de una terapia

Con el contenido de los artículos anteriores, nos hemos podido dar cuenta de que son muchos los pasos preliminares para comenzar a trabajar sobre el problema de la disgrafía, lo que nos habla de la importancia de identificar el problema, así como el modo de enfrentarlo.

Concretamente, en el texto anterior, se comentó el número apropiado de sesiones semanales y su durabilidad, pero no llegamos a hablar de la manera de trabajar.

Una sesión deberá de estar estructurada de la siguiente manera:

La primera fase consistirá en lograr la relajación del niño mediante ejercicios respiratorios, así como juegos que giren en torno a este mismo aspecto. Son actividades que se practicarán en diferentes posturas y que se repetirán hasta que se realicen de la manera correcta. También se le añadirá cierta dificultad, por tanto, a medida que el niño vaya controlando las actividades más sencillas habrá que introducir ciertas modificaciones.

Al tratarse de actividades corporales general estrechamente relacionadas con los movimientos concretos, la motricidad gruesa puede tener una mayor o menor relevancia dependiendo del caso, ya que son más habituales los problemas de control postural y equilibrio, que los relacionados con la lateralidad o la organización espaciotemporal. Sin embargo siempre será interesante trabajar la dimensión rítmico – temporal (reproducción de sonidos en secuencias rítmicas).

La motricidad fina tiene que ver con los movimientos de precisión realizados con las extremidades superiores, por ello, antes de comenzar a trabajarla, conviene que el niño realice una serie de movimientos de manera segmentada. Por otro lado, considerando el hecho de que nos encontramos en la parte de la terapia en que se requiere una mayor concentración y el probable cansancio del niño, es conveniente hacer un pequeño descanso al tiempo que se hacen ejercicios de concentración que no requieran demasiado esfuerzo, ya que estos serían ajenos al fin
perseguido.

El objetivo de este apartado son los ejercicios visomotores, debido a que se trabaja la coordinación entro ojo y mano mediante el picado, el empleo de tijeras, juegos de construcción con piezas, ensartado de bolas, etc.

¿Qué ocurre con la grafomotricidad?

A lo largo del texto no se ha hecho referencia al factor grafomotriz debido a que lo que observamos en el cuaderno de un niño disgráfico es el síntoma y no el problema.

Obviamente la dedicación de sólo unos minutos por sesión no es suficiente, por ello buena parte de la tarea para realizar en casa, consistirá en la dedicación a este aspecto.

Los ejercicios grafomotores a realizar no tienen que ser los mismos, pues aunque el objeto sea corregir el nivel gráfico y escritural en todos los casos, no todos son iguales.

Si tomamos como referencia el caso presentado en el primer artículo de la serie, tendremos como meta que el escribiente consiga realizar los ángulos correctos, lo que conlleva aprender a hacerlos para que aparezcan únicamente en las grafías que así lo requieran por su morfología, y asimilar las formas suaves para el resto de los grafemas y los rasgos de unión. Otro aspecto a mejorar sería el control del tamaño, para hallar una diferenciación entre hampas, jambas, y cuerpo central.

Ejemplo:

Perito Caligrafo Madrid, Grafologo, ARD Gabinete Pericial Caligrafico, Alberto Repiso Diez

Al principio, los ejercicios se llevarán a cabo en hojas cuadriculadas para continuar trabajando sobre papel pautado y finalmente sobre un papel en blanco.


Por otro lado, para conseguir una implicación del niño, hay que ponerle un hábito de trabajo, pues tanto a primera hora como antes de acostarse, debe de realizar algunos ejercicios grafomtrices de los asignados. Concretamente, en la última hora del día, además de realizarlos, debe de copiar repetidas veces una frase, y a continuación escribir un texto espontaneo. Ello servirá para corregir los grafemas hechos de forma incorrecta.

 

Autor: Alberto Repiso
Web: www.caligrafosmadrid.com

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