LOS y LAS TRANSEXUALES y EL TERCER GÉNERO

Artículo de:  AMPARO CABRERA VALLET
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Profesional incluida en el BUSCADOR PROFESIONAL THESAURO 

Los y las transexuales son los sujetos que cuestionan con mayor radicalidad qué es la identidad sexual. Transexual es aquel que invoca que su verdadera identidad sexual es distinta a su sexo biológico. Se distingue con claridad de la homosexualidad, que concierne a la elección de objeto, mientras que la transexualidad concierne a la identidad de sexo.
En la “Biblia” de los trastornos mentales, el manual de la Asociación de Psiquiatría de EEUU, el DSM, en su cuarta versión, define la transexualidad como un Trastorno de la Identidad de Género. Ante las críticas surgidas desde diversas perspectivas teóricas, ya que la transexualidad no es una enfermedad de ninguna manera, el DSM V define la transexualidad como una Disforia de Género.
Una lucha que han conseguido ganar los y las transexuales es el reconocimiento legal de su derecho a que la mención al sexo en los documentos oficiales (registro civil, DNI) esté de acuerdo con el sexo de su elección, (en España desde la Ley 3/2007 del 15.03.2007), tanto para aquellos que se han sometido a una intervención quirúrgica como los que deciden conservar su sexo biológico de origen. Es necesario, eso sí, aportar unos informes que, evaluando su estado psicológico, avalen la identidad sexual invocada. La legislación tan positiva y objetiva en general, en este tema ofrece todo un cambio de paradigma y apoya una identidad sexual más allá de las pruebas objetivas. De forma sorprendente las leyes apoyan el sueño de apartar, abolir los límites que marcan la frontera donde comienza cierta realidad y dan valor, en cambio, a una idea/emoción. Así la identidad vence a lo real del cuerpo. La ley admite que tu identidad sexual la elige tu mente, no tu cuerpo. Un aplauso. Como decía un transexual: “Con nosotros se entra de repente en la ciencia ficción”.
No sólo la legislación ha cambiado, la sociedad también. Hay familias que apoyan, por ejemplo, a su hijo cuando, desde los 3 años dice que es niña, quiere vestirse como una niña, tener regalos de Reyes o Papá Noel de niña, etc., también hay colegios que han aceptado la demanda familiar de tratar al menor de acuerdo con su deseo en cuanto a la identidad sexual.
Sin embargo, 3/4 partes de los niños transexuales, abandonan toda posición transexual con la pubertad, lo que invoca cierta prudencia en relación a las decisiones de los adultos al inicio de la adolescencia, sobre todo las decisiones de tratamientos hormonales (bloqueadores) o quirúrgicos. En esta línea es muy interesante el documental “La Ciencia de los sexos”
Los transexuales
El transexual masculino es el primero en ser estudiado. El término fue introducido por Harry Benjamín en los 50, endocrinólogo alemán radicado en S. Francisco. Pero fue Robert Stoller (Sex and Gender, 1968) el que intentó despejar una estructura del transexualismo, centrada en la identidad de género en contraposición al sexo biológico, acuñó el término Núcleo de la Identidad de Género (Core Gender Identity)..
Stoller opina que los transexuales se sienten identificados con la idea de “La Mujer” con mayúscula, buscan la esencia femenina, creen tener un alma de mujer prisionera en un cuerpo de hombre y muchos de ellos están muy preocupados por todo lo que en la mujer tiene que ver con la imagen. Así algunos toman la apariencia de tal o cual estrella de cine, Marilyn Monroe es elegida con frecuencia. Los hombres le atraen, pero no se siente homosexual, le atraen como mujer y le atraen los hombres heterosexuales, aunque el viraje hacia la homosexualidad femenina es frecuente.
En cierta forma, los transexuales tienen una identidad de género, mucho más consolidada y firme que la que manifiestan muchas mujeres biológicas, aún sintiéndose mujeres.
Algunas feministas ven en ellos un reconocimiento de la causa de las mujeres, una abdicación caballeresca de sus prerrogativas viriles, depositadas a los pies de las mujeres.Muchos transexuales reclaman su admisión en el campo de las feministas.
Otras feministas por el contrario consideran que el transexualismo sería uno de los últimos medios inventados por los hombres para asegurar su hegemonía en la lucha de los sexos. Según algunos transexuales “las mujeres genéticas no pueden pretender tener el valor, la sutileza, la sensibilidad, la compasión, la amplitud de miras que se adquieren con la experiencia transexual” (Raymond, G., 1979)
Las transexuales
Las mujeres biológicas que se sienten hombres, han sido menos estudiadas, parece un suceso menos frecuente y son menos espectaculares. Para ellas no se trata de nada parecido al star system, no quieren parecerse a George Clooney, por ejemplo. Como decía un cirujano que las trataba: “quieren ser como todo el mundo, es decir, hombres”, ser hombre es formar parte del destino común, ser mujer es estar aparte. Las transexuales quieren ser semejantes a sus semejantes. Lección de naturalidad.
Las primeras inquietudes sexuales la llevan hacia las muchachas, pero no se siente homosexual, porque se siente hombre. Vive dramáticamente la pubertad y la aparición de la menstruación. Se venda el pecho para impedir que crezcan los senos y para comprimir su volumen bajo la camisa. Se visten de hombres en cuanto pueden y pasan por tales ante las muchachas a las que quieren conquistar. Se fabrican con trapos o caucho el pene que hará el bulto bajo el pantalón, a veces está tan bien hecho que tiene un uso casi funcional y la chica con la que tienen relaciones no se da cuenta de nada como ocurre en la película “Los chicos no lloran”. Se oponen a que sus compañeras toquen sus órganos genitales, escogen mujeres que no son homosexuales, quieren ser amadas como hombre y por mujeres que gusten de los hombres. En tanto les sea posible, buscan pasar por hombres ante sus amigas.
Pero no sólo ante sus amigas, las transexuales a menudo viven cual hombres, son consideradas como tales en su trabajo y socialmente. En el plano profesional están mejor integradas que los hombres transexuales, lo que conduce a decir que son más equilibradas. Pueden llegar a mantener largas relaciones con mujeres y llegar a casarse.
Existían antes de las técnicas quirúrgicas, pero éstas han dado un giro a la cuestión. Ahora pueden quitarse los senos, los ovarios y el útero. Toman hormonas masculinas que les modifican la voz, la pilosidad, la musculatura y la distribución de las grasas en el cuerpo. El ingenio de los cirujanos se ha disparado para conseguir incrustar un pene y testículos, no es fácil, se utilizan artilugios similares a los fabricados para la impotencia. Las secuelas operatorias son dolorosas, a menudo se produce necrosis y hay que comenzar todo de nuevo.
Sin embargo, la mayoría de mujeres transexuales se contentan con la ablación de senos, ovarios y útero, toman hormonas masculinas y difieren para más adelante la consecución de un pene. Para ellas no hay límites al poder de la ciencia, sólo es cuestión de tiempo. Mientras tanto obtienen su identidad masculina en el registro civil y se casan con una mujer. Tienen hijos mediante inseminación artificial, sin que nadie sospeche de su identidad original.
La catexia libidinal en la mujer transexual es más frecuente que en los hombres transexuales, quienes tienen poco o ningún deseo y que a menudo tienen relaciones sexuales con hombres por lo que implica de reconocimiento de su feminidad. El recuerdo de la emergencia de atracción sexual hacia las mujeres en la adolescencia de las transexuales, es común (Millot, C, 1983)
El tercer género
En principio, siguiendo a los pioneros estudiosos del tema, hay una evidente disimetría entre los y las transexuales, ellos quieren ser “La Mujer” y ellas quieren ser “un hombre”.
Sin embargo, el avance social del transexualismo, el hecho de que cada vez más los y las transexuales explican sus puntos de vista sobre el tema, tanto en los medios, como en terapias de corte psicológico unido a las aportaciones de los estudios antropológicos, parece indicar que no hay posiciones tan claras y monolíticas como se pretendía, los estereotipos a que dieron lugar las primeras aproximaciones teóricas, se diluyen, los hilos que se siguen en la investigación conducen a hipótesis inesperadas.
Así encontramos que muchas transexuales explican (Nieto, J.A., 2003), que no quieren ser mujer y se refugian en la idea de ser un hombre como en un puerto, según una lógica del tercero excluido, si no mujer entonces hombre, no se consideran en realidad ni hombres ni mujeres, apuntan a un tercer sexo, son transexuales. No sólo algunas de las transexuales, también muchos transexuales se identifican con esta posición de no ser hombre ni mujer, de ser transexual, en tanto un tercer género distinto.
El tercer género nos enseña el núcleo del problema, la identificación imposible que soporta la elección de sexo, más allá del género y del cuerpo. El tercer sexo también puede entenderse como “otro sexo”.
El tercer género en parte es una formulación moderna, pero sólo en parte. Han existido siempre, y han tenido un reconocimiento en distintas culturas: Los Hijra de la India, los Mahu en Hawai, los Muxe Zapotecas de México.
En la India, antes del s. XIX con la colonización y dominación inglesa, el tercer género, los Hijra, eran considerados divinos y tenían un mito que les daba un lugar en la religión y la cultura. El gran guerrero Araban, dio su vida para ganar una batalla, pero puso una condición: pasar su última noche con una mujer bella, entonces Krisna, el Dios más importante del hinduismo se convirtió en una mujer hermosa. Es el mito hindú del transexualismo, un Dios hombre se convierten mujer. Actualmente los Hijra viven en comunidades, se consideran ascetas, pero en la realidad tienen una variada vida sexual, algunos tienen pareja a la que llaman “marido”, otros se dedican a la prostitución y otros a otras formas de relación. También en la India, las Sadhin, son las mujeres que no quieren ser mujeres, se visten de hombres, se cortan el pelo como los hombres y renuncian a toda sexualidad.
Los nativos de América del Norte llaman “los dos espíritus” a los hombres que se sienten mujeres. Cuando un niño muestra su preferencia por ropas o tareas femeninas, para saber si de verdad se siente mujer, ponen en una tienda un arco y una cesta, prenden fuego a la tienda, si el niño coge corriendo el cesto, se considera que se siente mujer.
Al señalar la imposibilidad de la identificación, el tercer género escapa del mandato biológico (el sexo biológico) y del mandato social (la dicotomía de los sexos).
Amparo Cabrera Vallet
Valencia10.09.2014
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
– John Irwing, A son of The Circus (sobre la ceremonia de la castración en los Hijra)
– Millot, C. Horsexe: essai sur le transsexualisme. París: Point Hors Ligne, 1983
– Nanda, S. “Hijra y Sadhin. Ni hombre ni mujer en la India”, en Nieto, J.A. (Editor), Antropología de la Sexualidad y Diversidad cultural. Madrid: Talasa, 2003.
– Raymond, G. The Transsexual Empire. Beacon Press, 1979.
– Stoller, J. Sex and Gender. London: Hogarth Press, 1968
DOCUMENTALES:
La Ciencia de los sexos, La noche temática

http://www.centreforscreenstudies.manchester.ac.uk/transfiction.htm