Cuando tildamos a un asesino de loco, psicópata, o simplemente decimos que está mal de la cabeza, curiosamente nos referimos a sus actos y no al estado mental que le llevó a cometerlos.
Theodor John kaczynski nació el 22 de mayo de 1942 en Chicago, en el seno de una familia de estadounidense de segunda generación de origen polaco.
Desde primer a cuarto grado estudió en el colegio de Educación Elemental Sherman para posteriormente ser trasladado al Centro Evergreen Park , donde además de cursar quinto grado, fue sometido a una prueba de inteligencia dando un cociente intelectual de 167, circunstancia que le permitió avanzar un curso y estudiar séptimo; hecho que según el propio Kaczynsi le marco debido a que fue objeto de burlas por parte de sus compañeros mayores.
El hecho de que comenzara a cursar la secundaria un año antes, no fue impedimento para saltar otro curso, debido a lo sencillas que le resultaban las matemáticas impartidas en el ciclo superior. De modo que comenzó sus estudios en la universidad de Harvard con 16 años, donde recibió clases del célebre profesor de lógica Wilard Van Orman Quine, llegando a ser el primero de su clase al obtener una nota final de 98,9%.
En la universidad de Harvard, tuvo lugar otro hecho crucial en su vida, pues junto a otros estudiantes participó en el proyecto MK ultra, experimento de control mental patrocinado por el FBI, cuyo objetivo era la puesta en práctica de métodos destinados a la destrucción del individuo y así lograr la confesión de futuros detenidos en un interrogatorio.
En la Universidad de Michigan hizo un master, un doctorado, y ganó el premio al mejor trabajo matemático del año por su tesis ”Funciones fronteras”, sobre la cual, el profesor Maxuel Reade dijo: Es posible que únicamente unas 10 o 12 personas en todo el país la entendieran o apreciasen”.
Además de formar parte del claustro en la universidad de Berkeley California e impartir clases durante dos años, en su vida laboral cabe destacar dos publicaciones en revistas científicas y el tiempo que ejerció como asistente del profesor; cargo obtenido a los 25 años que abandonaría inexplicablemente dos años después para mudarse a casa de sus padres, y sucesivamente trasladarse de manera progresiva a Linlcon, (Montana) a una cabaña sin luz ni agua construida por él. Lugar donde se le perdió la pista hasta 1996.
Si bien es cierto que se retiró a los bosques de Montana para llevar una vida tranquila como cazador y recolector, a finales de 1978, el mundo aún no sabía que se encontraba ante el primero de los 16 ataques que perpetraría durante los siguientes 17 años.
La sucesión de los atentados y la falta de pistas sobre la identidad del autor de los ataques, hicieron que las autoridades lo dieran a conocer con el nombre de “UNABOMBER”, debido a que los principales objetivos de los explosivos eran universidades y aerolíneas.
Con 3 muertos y 23 heridos en casi dos décadas, conseguió centrar la atención en él mediante el envío de cartas a periódicos, como la recibida en las vísperas del 4 de Julio de 1995 por el San Francisco Crónical, en la que amenazaba con hacer explotar un avión que saldría desde Los Ángeles. El ataque no se produjo, pero la alerta entre las autoridades fue total. Aun así, su comunicado definitivo tuvo lugar en septiembre de ese mismo año, cuando Washinton post y New York Times publicarían su manifiesto a cambio de que cumpliera su promesa de no volver a atentar.
Si esperamos ver en sus manuscritos a una persona agresiva, estaremos muy equivocados, pues parece obrar de una forma recta y definida, sin dejarse llevar por arrebatos de sentimientos desordenados.
El autor del manuscrito se muestra ante la sociedad como una persona tendente al aislamiento, ordenada y tranquila que no tiene ningún interés en invadir la vida de los demás, De hecho, en lo que respecta a este último aspecto, habría quien tacharía a esta escritura como perfecta, pero este caso va un poco más allá debido a que más que respetar, huye del mundo, y aunque se muestre como una persona equilibrada, reflexiva, y de carácter frugal, vive angustiado por el futuro como refleja gráficamente en el margen derecho del manuscrito, y posteriormente evidenciaría en su manifiesto.
“La sociedad industrial y su futuro”, que así se titulaba el manifiesto, es un texto de 35000 palabras, que sin ahondar en su temática y sus derivadas políticas e ideológicas, habla de las dañinas consecuencias de la tecnologización de la sociedad, y el colapso que le sobrevendrá al mundo de seguir por este camino. Esto nos demuestra que a pesar de lo reprobables que es la perpetración de un atentado, él creía en sus convicciones y era consecuente con sus ideas, hasta el punto de ponerlas en práctica yéndose a vivir aislado de todo y de todos.
Por otro lado, al publicar el manifiesto, podríamos pensar que se consideraba una especie de salvador, pero en su escritura en vez de mostrar fuertes dotes de mando, se ve a una persona individualista y discreta, de forma de pensar independiente.
Por tanto, en el plano social encontramos una escritura impersonal, mientras que en el íntimo, dentro de su característica frugalidad, la firma demuestra que se siente algo más libre, su escritura pasa de tipográfica a una escritura caligráfica y ligada, dejando entrever algunos personalismos
El manifiesto publicado por el Washinton post y New york Times con la esperanza de que los lectores pudieran aportar alguna pista al FBI, supuso un aluvión de denuncias. Pero la comunicación que llamó la atención fue la David kazincky, hermano de Ted que junto a su esposa Linda, cotejó el texto con otras cartas que habían estado recibiendo durante años.
A diferencia de la escritura analizada anteriormente, el contenido de estas misivas atañen al plano personal.
En contraste con lo visto hasta ahora, nos llama la atención que la escritura pasa a ser ligada, lo que nos habla de su inteligencia; pues aunque resalten rasgos propios de la introversión, él se muestra cercano con las personas que le interesan, como ocurre en esta primera carta.
Bien es cierto que el fragmento de la segunda carta se trata de una serie de reproches de dirigidas a su familia, donde demuestra cierto grado de agitación, y agresividad. Su estado anímico no es bueno, y tampoco tiene la calma ni la lucidez que se advertía anteriormente. Todo ello, se focaliza en deseos de herir e invadir el espacio vital de las personas a las que estaba escribiendo en ese momento.
En el juicio logró evitar la pena de muerte. Sus abogados argumentaron el trauma que para él supuso la prueba de control mental a la que fue sometido en la universidad. Idea la del control mental, que obsesiona y por la que siente un radical rechazo pues estaba convencido de que abusarían de ella tanto las grandes corporaciones como el estado.
Una vez en la prisión de alta seguridad de Colorado, Ted mantiene una intensa actividad epistolar con más de 400 personas, correspondencia casi siempre vinculada con el contenido de su manifiesto.
Desde el 14 de diciembre del 2021, permanece hospitalizado ya que está aquejado de una enfermedad terminal.
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