No revelo nada nuevo si digo que la falta colegiación supone un gran escollo para el ejercicio de la pericia caligráfica, pues al tratarse de un estudio no reglado la exposición al intrusismo es mayor, así como a la disparidad académica entre profesionales.
De hecho llegué a pensar que el intrusismo era una anomalía a espaldas de la administración, que debíamos de soportar hasta que el ministerio decidiera hacer caso a las demandas de diversas agrupaciones, con el fin de reglamentar la preparación académica elaborando así un programa estandarizado. Pero la venda se me cayó cuando leí el artículo de www.libertaddigital.com titulado “Los Colegios de Psicólogos denuncian que la Junta de Andalucía privatiza los peritajes de la violencia de género”. Un titular que no parece muy significativo, ya que cada cual puede tener una opinión respecto a la externalización de lo que es considerado como un servicio público.
Sin embargo, ahondando en su contenido leemos la siguiente afirmación “siempre ganarán los que presentan menos precio, pero probablemente menos calidad”. Esto en principio podría dar lugar a pensar que los trabajos del juzgado recaerían en manos de recién licenciados sin experiencia, cosa que desde mi particular modo de ver no sería malo siempre que además de poseer la preparación acreditada, contaran con la supervisión necesaria hasta que obtuvieran el bagaje suficiente para ejercer en solitario.
Siempre se ha dicho que nuestros políticos son el reflejo de la sociedad, y como consecuencia de ello, tal vez estemos asistiendo al momento en que la administración acepta las reglas de calle, ya que parece haberse asumido que la verdad y la justicia no son importantes.
De todas formas me precipité al pensar que aquello guardaba un trasfondo lógico, porque los trabajos del juzgado recaerían en un pequeño grupo de miembros del colegio de psicólogos, pero prosiguiendo con la lectura; hacia el final del artículo leo que las adjudicatarias podrían ser grandes sociedades de tasaciones inmobiliarias sin relación alguna con la psicología.
Considerando esto último, no se como tomarme la llamada que recibí hace unos días de un perito en siniestros, ya que su único interés radicaba en saber el precio, que a su vez debía de comunicar al abogado del cliente de ambos, pues cabría la sospecha que se tratara de alguien que pretendía ajustar sus honorarios para hacer dicho informe pericial caligráfico.
Esta noticia que recientemente ha tenido repercusión en algunos medios de comunicación lleva sucediendo años, y desde mi punto de vista me permito decir que son peores los escándalos que aún no han sido revelados , que aquellos que ya se dieron a conocer a la opinión publica.
Autor: Alberto Repiso
Web: www.caligrafosmadrid.com