El autor de este manuscrito es una persona elocuente, de trato agradable, segura de sí misma e inteligente; sin embargo, estos son rasgos que se aprecian desde fuera ¿pero que subyace bajo esta personalidad?
A primera vista, se trata de una escritura en la que predominan las formas redondas, lo que habla de un elevado concepto de sí mismo, característica que se convierte en un problema cuando observamos el escaso orden predominante, ya que no siente que deba respeto a nadie al considerarse por encima del resto.
Internamente cabe destacar que tiende a la ofuscación, pues no tiene las ideas claras, y posee una personalidad obsesiva. Su vida gira entorno al sexo, de hecho, sus fantasías transpasan límites, pues todo está supeditado al poder.
También hay que tener en cuenta la ausencia de oscilación en cuanto a la inclinación de letras, esto nos habla de una persona fria, que no dudará en manipular para ejercer el control sobre los que le rodean disimulando unos sentimientos que no tiene; de hecho, a la frialdad se le suma una forma lógica de obrar, nada intuitiva, con unos resultados precisos.
Tras la abundancia de curvas, encontraremos una escritura angulosa, tanto en óvalos como en los trazos que hablan de su historia la que tiene muy presente, por tanto, su vida está gobernada por la violencia, tanto en el presente como en el pasado.
Por lo general, cuando hablamos de confusión de ideas, solemos hablar de una mala canalización de energía, pero en este caso se mezclan obsesiones, sadismo y la falta de empatía, lo que nos dice que hay un mal de fondo en la persona.
Ésta, es una historia que narra como una persona con problemas sociales latentes, se talla un perfil de hombre exitoso y que inspira confianza, gracias a la experiencia que va adquiriendo con el paso de los años.
Theodore Robert Cowell, hijo natural de Eleonor Cowell, nació el 24 de noviembre de 1946 en un hogar de acogida para madres solteras de Vermont.
Durante sus primeros años se crio en la casa de sus abuelos de Phyladelphia, pensando que estos eran sus padres, y Eleonor Louise su hermana mayor. Aunque en apariencia todos ellos formaban un típico nucleo familar, internamente reinaba la inestabilidad; su abuelo, además de ser adicto a la pornografía, era un hombre violento que maltrataba a su esposa e hijas, mientras que su abuela entraba y salía con frecuencia del hospital, víctima de un largo historial de depresiones.
No pasó mucho tiempo hasta que su verdadera madre, cansada de malos tratos, se transladara con Ted a vivir a Tacoma (Whashintong), cerca de un tio abuelo suyo llamadado Jack Cowell. Fue allí donde comenzaron una nueva vida. Eleonor Louise –o Louise como prefería que la llamaran- conoció a John Culpeper Bundy, con quien se casaría un año despues y de quien Ted adoptaría el apellido.
A pesar de que las condiciones familiares invitaban al optimismo, los problemas de inadaptación al entorno, que movieron al Ted de tres años, a coger los cuchillos de la cocina de sus abuelos, para colocarlos apuntando hacia su tia mientras dormía, estaban latentes. Sus compañeros le consideraban retraido hasta el extremo, y en su casa nunca trabó lazos afectivos, ni con el marido de Louis, al que nunca acepto –tal vez por su extración social- ni con los hijos que le sobrevendrían al matrimonio.
Al tiempo que rechazaba a John, encontro en su tio abuelo Jack, profesor de música de la universidad y gran erudito, lo más parecido a una figura paterna; pero por otro lado, en el mundo paralelo que Ted se había construido, era un consumado ladronzuelo de quince años, que ponía a prueba su pericia y habilidades para burlar a las autoridades. No cabe duda que el éxito en esta faceta de su vida contribuyo a su elevada autoestima.
En 1965 acabó sus estudios preuniversitarios con una media de notable, se matriculó en la facultad de psicología de Puget Sound, donde conoció a Stéfanie Brooks, una chica simpática de familia acomodada, que representaba todo lo que Ted quería ser. Un tiempo despues, élla se graduaría y le acabaría dejando, pues según ella, Ted era inmaduro y carecía de proyecto de futuro.
Dolido por la ruptura de su primera relación, abandonó los estudios durante un tiempo, y aprovecharía para resolver viejas sospechas: tras investigar en el registro civil de Philadelpia. y en el ayuntamiento de Burlington (Vermont), comprobaría que en realidad era hijo de Louis Cowell.
Con fuerzas renovadas, retomó sus estudios matriculándose en la universidad de Whashintong, y aunque nunca perdió las esperanzas de volver con Stefanie, en 1969 inició una relación con Elisabeth Kendall, una joven madré divociada, ajena a la correspondencia que Ted mantenía con su primera novia.
Era un hombre seguro de sí mismo, sociable y atractivo, pero el siguiente paso era construirse una fachada de respetabilidad, para ello, se presentó voluntario en la campaña de reelección del gobernador; de hecho llegó a tener cierta relevancia en la política local de Whashinton. En su tiempo libre trabajó en el teléfóno de la esperanza, e incluso obtuvo una mención de honor por parte de la policía, al salvar a un niño de morir ahogado.
En 1973, se reencontraría con Stefanie Brooks, con la cual tuvo una relación desde el verano hasta el invierno, y Ted comenzaría su venganza contra el género femenino cortando la relación.
Entre 1973 y 1974, al tiempo que estudiaba derecho en la universidad de Utah, comenzaba a tener conocimiento de las medidas utilizadas por la policía en los delitos de violación, pues trabajaba como funcionario de la administración de justicia, y en ese momento elaboraba un informe sobre este tipo de crímenes.
El 4 de enero de 1974, Ted Bundy comenzo su carrera de asesinatos, torturas y violaciones. Con el fín de que los crímenes no pudieran ser relacionados entre sí, éstos fueron cometidos en Utah, Oregón, Idaho, Colorado y Whashintong. Lo que funcionó durante un tiempo. Todas sus víctimas guardaban un parecido con Stefanie Brooks: eran de mediana estatura, agraciadas físicamente, y pelo largo con la raya en medio.
En un momento dado, sus ataques llegaron a producirse de manera compulsiva, lo que suponían actuaciones cada vez más erráticas, y una mayor exposición. El 8 de noviembre de 1974, haciendose pasar por policía, intentó secuestrar a Carol DaRonch, pero su rápida reacción posibilitó su huida.
El 15 de agosto de 1975, un guardia de tráfico le detuvo por una infracción de velocidad, pero acabaría siendo arrestado debido a las pertenencias encontradas en el maletero de su coche; posteriormente, con el transcurso de las investigaciones, se le intervendrían una serie de documentos y mapas, que le relacionarían con los crímenes de Colorado, Además, seriía reconocida por Carol DaRonch
El 23 de febrero de 1976 fue procesado por los asesinatos cometidos en Colorado, y sobre el estrado volvio a ser identificado por la única víctima que sobrevivió a sus ataques. Fue sentenciado a 15 años de prisión, sin embargo, el caso no se cerró y se le pudo relacionar con otras muertes.
Dos meses más tarde, lograría fugarse para ser apresado de nuevo seis días después, lo que supondría otra breve estancia en presión, pués el 30 de diciembre, volvería a escapar de la prisión para viajar a Florida.
Ted Bundy volvía e estar otra vez en libertad, pero los datos que las autoridades tenían sobre él eran muchos, y el cerco se cerraba cada vez más. En Enero de 1978, fue arrestado nuevamente por una patrulla de tráfico, pues las señas de su coche coincidentes con las de un vehiculo robado.
Era un hombre que confiaba ciegamente en su inteligencia, y estaba seguro de que lograría vencer al sistema, por ello, logró obtener el permiso para defenderse así mismo en los actos judiciales. Fueron varios estados los que reclamaron su extradición, pero la vista fue en Florida, donde perpetró sus últimos delitos: fue inculpado de los asesinatos en una hermandad del campus de la universidad de Florida, y del asesinato de Kimberly Leach, de 12 años.
Los juicios de ambos delitos tuvieron lugar entre 1979 y 1980, resultando condenado a la pena capital.
Logró escapar de la muerte durante nueve años; primero mediante innumerables recursos de apelaciones; después intentaría hacer un trato con las autoridades, ofreciéndose para ayudar a esclarecer delitos que le fueron atribuidos, pero finalmente, no tuvo más remedio que reconocer que ni tenía tantas vidas, ni era tan listo. La fecha de la ejcución se fijó para el 24 de enero de 1989.
Se había convertido en un fenómero mediático, y dedicó sus últimos días a realizar múltiples entrevistas negando la autoría de los crímenes, especialmente los asesinatos de las víctimas más jóvenes; pero la noche anterior a la ejecución, llamó a la unica persona que aún creía en su inocencia, su madre, para confesar la autoría de las 36 muertes.
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