EN LOS PASILLOS
Sin ser un método ni mucho menos válido para llevar a cabo un estudio pericial, todos sabremos identificar a un culpable cuando éste –digamos que de manera ingenua- dice que han falsificado su firma, porque no hace la r así, o la rúbrica la hace de la otra forma; obviando los conocimientos del profesional al que se está dirigiendo
¿Pero lo tendremos tan fácilmente en una contra-pericial? Una situación en la evidentemente uno de los peritos nos hemos equivocado.
Más o menos hace dos años estaba en un pasillo a dos asientos de distancia de la perito de la parte contraria. Ambos estábamos en silencio hasta que ella me espetó: “¿Cómo puedes decir que la firma es falsa?” Inmediatamente comprendí que se trataba de una táctica para desestabilizarme; pero sin entrar en su juego, esto dio lugar al inicio de una conversación a la que puso fin con la amenazadora frase: “ojalá nos veamos las caras ahí dentro porque te voy a machacar”
El resultado positivo de ese caso a favor de mi cliente, me reafirmó en la idea de que quien actúa así se quita la razón. No es que crea que su actitud tuviera una influencia directa en el resultado final; pero en muchos casos la visceralidad, aunque es un virus de fácil propagación, los jueces son inmunes al mismo, por eso creo que éste es un recurso más efectista que efectivo.
Sin embargo, hace apenas una semana me vi en una situación muy parecida, pero esta vez ambos nos mantuvimos en silencio, lo que me mantuvo en tensión más que la otra vez; y aunque todavía no conocemos la resolución del procedimiento, estoy seguro de que será un veredicto favorable, porque mi informe cumple sobradamente con los requisitos de todo buen estudio: Pedagogía y un conclusión correcta.
Obviamente la conclusión debe de ser la correcta porque el fin último de todo estudio es la verdad, y esta debe de descansar en un estudio argumentado, trasparente, y fácil de entender.
