La investigación relativa a la antigüedad documental ha sido un tema muy controvertido para el que se emplearon muchos años de investigación con el fin de encontrarle una solución fiable ¿… pero verdaderamente ha sido posible culminar el estudio con éxito?
Con anterioridad a la II Guerra Mundial, la fabricación de papel y de tinta era muy variopinta, pues además de los obstáculos del paso del tiempo, nos encontramos con aspectos relativos a la composición, el grosor del soporte, o los ingredientes agresivos de la tintura.
Por ello, cabe destacar el método Metzger, análisis aplicado durante la década de los 30 y 40 consistente en la migración de cloruros y sulfatos, elementos invisibles a simple vista excitados por una serie de reactivos en función de los años fijados sobre el soporte. Desgraciadamente, los esfuerzos de los autores del estudio fueron en balde, ya que además de no unificar criterios entre los estudiosos debido a sus mediocres resultados, su teoría fue concebida para las tintas ferrogálicas.
Hay que tener en cuenta, que el progreso en su incesante marcha dejó obsoleto el sistema, ya que en 1927 comenzaron a fabricarse tintas de secado rápido con colorantes inexistentesen estado natural. Previamente, cabe destacar que aunque de manera ingenua pero útil para estudios posteriores, se recurrió al acopio de tintas sobre soportes para su periódico estudio con el fin de evaluar las diferencias.
Tras muchos años de investigación, no pocos investigadores e infinidad de autores que trataron el tema, hay quién propuso catalogar los testigos a todos los niveles temporales: un método práctico en teoría, pero irrealizable, ya que actualmente hay más de 14000 clases de papeles y más de 6000 tipos de tintas.
Aunque con un ojo puesto en los progresos hechos por el mundo puramente científico, algunos investigadores proponen dejarlo un poco de lado para ser –a su juicio- un poco más prácticos, ya que mediante la marca de agua pretenden realizar un periplo histórico del papel en cuestión.
Desde mi experiencia, tras la realización de estudio microscópico con el fin de averiguar el estado del papel y laconsiguiente degradación del documento en cuestión, arrancando un pequeño trozo de mismo, he de admitir que aunque no se trate de un método muy espectacular, es muy eficaz en circunstancias puntuales, porque el papel debe de tener un número de décadas considerables en concordancia con la amplia orquilla de edad requerida.
El problema de emplear este sistema en documentación contemporánea, es que en la actualidad las marcas de agua, filigranas o distintivos del fabricante son muy escasas.
Otra corriente de estudio que pretendesolucionar el problemade la antigüedad absoluta documental,es la que pretende allanarlo mediante el análisis deantigüedad relativa.
Éste método que también tuve ocasión de utilizar se basa en la excepcionalidad dela superposición de trazos, preferiblemente entre diferentes útiles escriturales.
Acercándonos aún más a la actualidad, merece mención especial el método Datik, estudio que en el año 2015 sacó a la luz la Universidad del País Vasco y que armó mucho revuelo. Pero del que no he vuelto a saber más pues lo último que averigüé es que continuaba en fase experimental, ya que el único resultado satisfactorio hasta el momento había sido conseguido con bolígrafos Bic plasmados en documentación de cinco años de antigüedad. Este último sistema tiene un margen del 20%, lo que implica una orquilla de 300 días sobre 1500, por tanto el camino es largo.
Desde los albores de la investigación para hallar la antigüedad documental,nos enfrentamos a los mismos problemas: fecha de fabricación del útil, de la tinta, su utilización conjunta, condiciones de conservación (humedad, calor), etc. Demasiados condicionantes que no han sido sorteados hoy en día.
El papel es un elemento realmente inestable, ya que nuestros ojos elegirían al documento peor conservado como el más antiguo, mientras que desde el punto de vista científico no hemos llegado más que identificar el papel por su estructura y elementos de composición. En cuanto al otro elemento que es la tinta, independientemente de su naturaleza, depende absolutamente del soporte escritural.
Autor: Alberto Repiso
Web: www.caligrafosmadrid.com